Viaje a Ecuador
Juguetes para Ecuador. Sonrisas para la campaña
Hace ahora diez años, la campaña Un Juguete, Una Ilusión se ponía en marcha con la vocación de distribuir juguetes nuevos en zonas desfavorecidas y con el objetivo de favorecer que el niño pudiera jugar, al margen del país en el que hubiera nacido.
Desde el inicio y por muchos motivos, decidimos que América Latina fuera uno de nuestros destinos prioritarios. Existía una vinculación afectiva con nosotros, en América Latina se desarrollaban proyectos muy interesantes relacionados con la infancia y además, en estos países teníamos unos receptores que nos daban plenas garantías.
Uno de esos países con los que queríamos trabajar y por tanto, a los que comenzamos a enviar juguetes fue Ecuador; primero de una forma puntual y en años sucesivos, de forma estable, tras comprobar que el trabajo de las ong´s no era intangible, tenía un valor y daba unos resultados.
Este año volvimos a repetir. Enviamos juguetes a Ecuador y pensamos que estaría bien que un equipo de campaña participase en el reparto y se desplazase al país para ver aquellos proyectos que hasta ahora no conocía. Con ese propósito hace unas semanas hicimos el viaje, entregamos juguetes, los sacamos del puerto, abrimos los contenedores y ordenamos la carga en función de cada proyecto que posteriormente los distribuiría en diferentes regiones del país. Un mes antes habían salido desde la comunidad Valenciana más de 60.000 juguetes destino a Ecuador y en Quito apurábamos el penúltimo trámite. Quedaba el último paso. Entregar esos juguetes a los niños y llegar a colegios, centros de menores, centros de acogida y escuelas ubicadas en la Ciudad de Quito, la Sierra de Loja, Chambo o Cayambe, entre otras muchas.
Las Hijas de la Caridad, La Fundación Don Bosco, Mano a Mano y las Calasancias asumían la distribución en Ecuador y ellos fueron quienes se encargaron de enseñarnos todo lo que hacían gracias a programas estables de cooperación y desarrollo, de salud, de educación o de infraestructuras y también lo que estaban haciendo en otras áreas complementarias pero no menos importantes.
En ese punto, volvimos a comprobar algo que es común en todos los países: para el niño resulta esencial poder jugar porque le permite desarrollarse, compartir, conocer, crear e imaginar. El juego le permite crecer de una forma apropiada y el juguete tiene infinitos significados que a veces nos sorprende.
En Ecuador llegamos a niños que viven en situación de dificultad o desigualdad, que en la mayoría de los casos nunca han tenido acceso al juguete, que estudian y ayudan a la economía doméstica y que, sin embargo, no pierden la sonrisa.
Allí nos recibieron con bailes, con color, con platos tradicionales, con más bailes, con sentidos parlamentos y con muchas muestras de cariño calidas, cercanas, sinceras y espontáneas.
Repartimos camiones, muñecas y balones, pusimos en marcha ludotecas, nos trasladamos a zonas rurales de población mayoritariamente indígena y vimos cómo los niños recibían un juguete, cómo jugaban con el camión, lo llenaban de tierra y lo limpiaban a continuación; peinaban la muñeca y le hacían coletas o sacaban el balón a patios e improvisados campos de fútbol.
De Ecuador, nos vinimos con muchísimos dibujos, con cientos de sonrisas y con valiosas experiencias y ahora sólo nos queda dar las gracias a todos quienes han colaborado con la campaña en España y a aquellas personas que nos ayudan a desarrollarla en los más de veinte países a los que llegamos. A todos, muchas gracias.
Francisco Fernandez Oria
Coordinador de Campaña