Los juguetes, el bien más preciado de los niños de Latinoamérica
Es en esta región del centro y sur del continente americano donde nuestra Campaña cuenta con un mayor número de países de destino. Quizá las circunstancias de pobreza de estos países unida a otras condiciones para la infancia, han hecho que “Un Juguete, una ilusión” colabore con una gran cantidad de ONG´s en esta zona y los niños de países como El Salvador, Nicaragua, Perú, Ecuador, Haiti, Guatemala, Paraguay, Panamá, Honduras o Chile, puedan disfrutar cada año de los miles de juguetes que gracias a vuestra colaboración cruzan “el charco” para garantizar su acceso al juego.
En Latinoamérica se encuentran los países más violentos del mundo, con El Salvador y Honduras a la cabeza, y es por ello que los niños que crecen en estos países no tienen una infancia fácil. De hecho, muchos de los niños entran a formar parte de las maras (grupos de jóvenes que rivalizan entre ellos por el control del mercado ilegal) a edades demasiado tempranas, cambiando de forma prematura los juguetes por armas de fuego reales.
Por otro lado los países de Latinoamérica son países de contrastes donde la infancia se ve afectada de maneras diferentes. Mientras los niños que viven cerca de las grandes capitales pueden acceder a las escuelas y a una formación reglada, sufren las condiciones de vivienda, ya que muchas de ellas no disponen de servicios básicos como la luz o el agua, y algunos de esto niños incluso viven en chabolas construidas con maderas y una sola habitación para toda la familia. Muchos de estos niños reciben una única comida diaria en las escuelas gracias al trabajo de las ONG que colaboran en estos países.
En cambio, niños que viven en aldeas más alejadas y dispersas por las montañas, disfrutan de una vivienda digna con acceso a luz y agua, y las necesidades alimentarias se ven cubiertas gracias a pequeños huertos y a los animales que cuidan en sus terrenos. Pero estos niños, amanecen con las primeras luces del día y por delante les queda una dura jornada de trabajo en campos de cafetales. La enseñanza se ve reducida a su tiempo libre, las escuelas comunitarias reciben a niños de varias aldeas los sábados para las lecciones semanales.
Gracias a “Un juguete, una ilusión” los más pequeños de estos países reciben juguetes, un bien preciado con los que crear historias y aventuras imaginarias, evadiéndose de su día a día a través del juego. Los niños de Latinoamérica cuidan de sus juguetes como si fueran el más preciado tesoro y éstos les hacen recordar que a pesar de todo siguen siendo eso, sólo niños.