Ana Ibáñez
El primer juguete que me ilusionó fue un oso panda de peluche que me compraron en el zoo de Madrid cuando vinimos a vivir desde la Rioja teniendo yo 4 años. Pero lo que más recuerdo, y era como una profecía, es lo que me gustaba coger las cajas donde le traían la compra a mi madre, hacerle un agujero-pantalla, ponerle dos palos como antena y meterme dentro a hacer de locutora de televisión mientras mi hermana, con un mando a distancia de cartón recortado hacía el papel de telespectadora. Tengo fotos de aquello y las guardo con mucho cariño.